Hay una sensación generalizada de que la economía panameña ha hecho una pausa desde las elecciones pasadas; todo va más lento y el pueblo está a la expectativa de cuándo comenzará el gobierno a prender los motores. Aunque lo anterior no deja de ser cierto, hay varias razones para pensar que la economía de Panamá va a estar bien por los próximos años.

Para empezar, tenemos una tasa de desempleo envidiable. En marzo de 2014 teníamos una tasa de desempleo de 4.3%, con tan solo 76 mil desempleados de una población económicamente activa de 1.7 millón de habitantes.

Según el director general del Centro Nacional de Competitividad, Nicolás Ardito Barletta, en los próximos cinco años Panamá requerirá entre 30 mil y 35 mil personas entrenadas para el sector logístico.

En un mundo ideal, si todos estuvieran calificados, solo este sector daría empleo a la mitad de los desempleados.

Por otro lado, tenemos un buen crecimiento proyectado. El Gobierno espera un crecimiento de 6.5% anual por los próximos cinco años. Esta proyección se asemeja a la de organizaciones multilaterales como el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y otras.

Aunque no es el mismo 8% que estábamos creciendo hace un par de años, sigue siendo un muy buen ritmo considerando que se espera que toda Latinoamérica crezca para este año al 1.5% en promedio; seguimos siendo el país que más crece de toda Latinoamérica.

Otro gran motivo para estar optimistas es el plan quinquenal de inversiones del Gobierno de $19 mil 500 millones, anunciado en enero. Este plan es muy superior al de la administración Martinelli, que en su momento fue de $13 mil 600 millones. En este presupuesto van proyectos de gran envergadura, como las líneas 2 y 3 del Metro, el nuevo puente sobre el Canal, la carretera de 8 carriles hacia Panamá oeste, la ampliación de Tocumen, la renovación de Colón y el pacto por el agro, entre otros. Todo este dinero entra a estimular la economía local generando empleo, salarios y consumo, que a su vez impulsa la producción de distintos bienes y servicios.

Por último, se termina la ampliación del Canal a finales de este año. Culminar exitosamente esta ampliación no solo tiene múltiples beneficios económicos, sino que también es una forma de demostrarle al mundo que Panamá es un país capaz y que cumple lo que se propone.

Cada Presidente tiene derecho de ir a su propio ritmo. Siento que no es que las cosas estén lentas, sino que antes venían muy rápido. Puede que a corto plazo se sienta un ritmo un poco “tortugón”, pero lo cierto es que con todo lo que hay andando en la economía a mediano y largo plazo, Panamá tiene buenas perspectivas.